Paris, miércoles 25 de marzo de 2015 He encontrado mis maneras de llevar la postura. Es mejor cuando escucho mi cuerpo y estoy más atenta a responder a la pregunta, ¿cómo estoy hoy?, ¿cómo me siento? Las respuestas son variadas. A veces extremadamente cansada, otras veces animada. Lo interesante es que ese cómo me siento, cuando lo dejo fluir, me va guiando en los ejercicios de calentamiento y la variación de la postura con la que quiero meditar ese día, si lo quiero hacer escuchando mantras, en silencio con mi respiración, si cambio las posiciones de mis piernas y brazos o no. Todas las respuestas se van dando mientras recuerdo las opciones que me da el manual de la postura. Por fin comprendo lo que significa estar cómoda en ella y reconozco mejor la diferencia entre el dolor que se puede convertir en lesión y el simple dolor del estiramiento. Y sí, cuando dejo de hacer la postura física unos días, me cuesta un poco retomar... pero mi cuerpo recuerda rápidamente, lo que es
Soy Carolina y tiemblo como mi postre favorito. Tengo la rara Enfermedad de Wilson. Aquí escribo mis memorias.