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Mostrando entradas de agosto, 2014

3AM

Usualmente duermo profunda, sobretodo en los días de trabajo, cuando llego agotada por el esfuerzo físico. Es un sueño reparador, de descanso, que me vence rápidamente mientras leo o veo televisión. Es un sueño que disfruto, aunque me ha impedido volver a cine de 9 (menos mal está el de 6), pegarme a los planes de fiesta o charlar hasta muy tarde. Son contadas las ocasiones en que hago alguna de esas cosas, esas cosas que se dejan de hacer por la enfermedad. Hace poco me arriesgué de nuevo a un plan de baile y socializar. Confieso que en mi condición todo se vuelve acontecimiento, placentero o no, pero acontecimiento y es extraño lidiar con eso. Siento ansiedad al prepararme, insegura por qué ponerme, me canso, sudo, con los cambios de ropa y la lucha mental contra ese pensamiento que me grita "quédese en casa, usted tiembla, eso no es para usted". Al pasar los minutos me siento fea y bonita 500 veces, y comienzo a extrañar lo que fui (otro de los juegos de mi mente). Arries