Negación. Hablaré como si no existiera. Una sexualidad
temblorosa, negada. ¿Ves este cuerpo?, ¿es deseable? Sí. Pero tu lástima de
moral burguesa nubla tu deseo, lo vuelve culpa, lo oculta y mejor sonríes con
simpatía. La mujer, el cuerpo enfermo es tan real que su sexualidad está mejor nula. Pensarla es trauma, amarla es
tonto.
Aceptación. La nombro: sexualidad de la gelatina. Prototipo
de algo que parece irreal. Pero existe, está frente a ti, con su aroma, su
piel, su boca, sus senos, vientre, caderas. Se
alimenta de virtualidad, se regocija en sus ficciones, se mueve. Mucho. Demasiado.
Transgrede el miedo, las lógicas dominantes, resignifica sus versiones de
feminidad-masculinidad. Es poesía, sonrisa.
Se ama infinitamente. Da amor y recibe amor. Cree en ella
porque el universo está dentro suyo y ella dentro del universo.
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