El baile se me dificulta ahora. Mis frustraciones se concentran en la mano derecha que tiene su compás propio. Una práctica que solía relajarme ahora debo resignificarla. Replantear aquello de "hacerla bien", distensionar cada músculo mientras se construye el "qué dirán" ante mi coreografía amorfa. Mi sexualidad parece estar en pausa. El deseo se oculta mientras mi piel se sumerge en un estado de anestesia. Ya no son comunes los besos eléctricos, las mariposas en el estómago. Predomina la timidez y la tendencia a dejar el asunto a un lado. Comienzo a darme cuenta que los aprendizajes se dan muy desde lo racional, marcando una división cuerpo mente que sé no es cierta. Mi mente sigue convenciéndose, pero el cuerpo va quedando rezagado, lleno de miedos. Extraño los días en que el deseo era más fácil de desatar. Es extraño porque lo siento como un fantasma que me recuerda algo a lo que no quiero regresar por las tristezas que me generó a veces, pero al tiempo me ll...
Soy Carolina y tiemblo como mi postre favorito. Tengo la rara Enfermedad de Wilson. Aquí escribo mis memorias.