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Pensionada a los 32, ¡ni de fundas!

Esta semana vino  un nuevo miedo para enfrentar: el miedo a las escasez. 

Primero, los hechos brevemente:

Soy paciente con la ENFERMEDAD DE WILSON que está clasificada dentro de las ENFERMEDADES RARAS o HUÉRFANAS. Cumplí los 180 días de incapacidad con la Entidad Promotora de Salud (EPS) y eso en Colombia, implica realizar un trámite específico con mi Fondo privado de Pensiones.

Para iniciar ese trámite, la EPS me calificó como “DESFAVORABLE” en la cita de Medicina Laboral, asumiendo que los síntomas de mi enfermedad (un fuerte temblor de manos) no desaparecen.  Ese dictamen me implica gestionar una pensión y ser excluida del mercado laboral.

Sin embargo de acuerdo a lo que me ha indicado mi neurólogo particular, especialista en Desórdenes del Movimiento, en el caso específico de esta enfermedad, con el tratamiento adecuado que estoy siguiendo desde hace 6 meses, el temblor de manos desaparece en el 100% de los casos. Es decir que con la medicina y las terapias yo ME VOY A MEJORAR un día pero no se sabe cuando.

Al acercarme al Fondo de Pensiones, el asesor me indica lo siguiente, primero tranquilo y luego algo cuestionado por lo absurdo del sistema del que hace parte: 

Tengo 32 años, llevo 10 cotizando pensión, con un sueldo promedio de 1.600.000, aplico a pensión por invalidez y este Sistema de Seguridad me dice que máximo me saldrá una pensión de 800.000 pesos. No importa nada, solo las cifras y la ecuación. Ah, pero si fuera Congresista, Militar o Profe del Estado tendría el 100% del último sueldo.

"Señor, soy una mujer profesional, inteligente, berraca y usted me está diciendo que 1. mi Pensión será esa de por vida 2. el sistema no me da otra opción 3. no podré volver a ser empleada legal de una empresa, ¿me aclara?"

No voy a ahondar en detalles pero su respuesta en síntesis fue SÍ.

¡Ni de fundas! (La reflexión y la acción):

Confieso que cuando me hablaron primero de pensión a los 32, idealicé una bella zona de confort. Me vi sin preocupaciones, escribiendo, enseñando, sanando, truequeando, ayudando. Caray, se me iba olvidando el mundo en el que vivo y me estaba dejando seducir por la lógica asistencialista. Sentí rabia, miedo: ¿quién carajos puede vivir digna y autónomamente en situación de discapacidad con esa cantidad? Me dolió mi país, sus leyes, su gente apática, la ignorancia generalizada. Mierda.

Pero, después de llorar un poco y recordar que mi decisión espiritual e intelectual ha sido elaborar mis duelos sin victimizarme, buscando formas de no sucumbir ante el sufrimiento que se clava en la mente y es alimento para el ego, respiré y veo alternativas.

NO ME PENSIONO NI DE FUNDAS. Hay otras opciones y moviendo mi red de apoyo las voy conociendo. No soy una inválida como dice el Sistema. Sólo soy DIFERENTE. Y prepárate sociedad, porque esta guerrera te va a sacudir en nombre de muchos y muchas para que me aceptes, respetes e incluyas. Ah, y todo eso que soñé realizar en la ilusión de una zona de confort, lo haré, comprendiendo y aceptando mi lugar, mi país, mi Latinoamérica, mi mundo, mi universo, bello, complejo y lleno de luchas. 

¡Ténganse! que ya me monté en ese bus :)

Lectura recomendada: Elogio de la dificultad, E. Zuleta

Comentarios

  1. Eso, estoy muy de acuerdo!! No se puede perder la fuerza frente a esas barreras que ponen los sistemas, fuck them!! Tienes muchas opciones para salir y seguir con tu vida, seguir haciendo lo que te gusta.

    Mucho ánimo Carito. Ya verás como todo va fluyendo si continúas en esa actitud.

    ($800.000 pesos mi culo)

    ResponderEliminar
  2. Es una locura!! Calculan el tema con solo números sin pensar en la lógica de la vida. Ánimo, si sé de otras opciones te llamo. Un beso grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí y números que sólo favorecen la renta de los dueños de los Fondos de Pensiones. Hacen maravillas en la Bolsa.
      Gracias por el beso :)

      Eliminar
  3. es una cuestión global Caro, en todo el mundo están desmantelando el sistema de pensiones: a principios de siglo, los trabajadores daban miedo, y los dueños del dinero necesitaban que abrazaran un ideal en vez de abrazar al comunismo. Hoy los trabajadores no damos ni risa, pero como tu bien lo expones, tal vez sea el momento para volver a dar miedo... esta vez para cambiar las cosas y no dejarnos comprar.

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    Respuestas
    1. Sí. Y volver a dar miedo ya no desde los relatos de la izquierda ortodoxa y todos sus "ismos" sino desde pequeñas luchas como la que propongo. Micro revoluciones, microresistencias que se van uniendo en red... :)

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