Paris, Francia; martes 10 de febrero de 2015
He adelgazado bastante. Es agradable para hacer los ejercicios pero no deja de sorprenderme en medio de este recogimiento invernal tan lleno de comida y falto de actividad. Quiero mantenerme así, liviana, flexible y fortalecer mis músculos. En lo emocional también me siento más liviana, como si el peso físico se llevara también mis pesares. Después de pasar días muy oscuros fui a ver la psicóloga del hospital dónde continuarán tratándome. Fuimos todos, juntos, en familia, y conversamos con ella en grupo e individualmente. Y entonces, desde nuestro regreso a casa fueron pasando cosas, dándose conversaciones que fueron llevando a la armonía.
Para mí, como ya me daban señas mis dolores en la cadera y las rodillas, fue resignificar mis relaciones con lo masculino y por lo tanto, con mi femininidad. Aceptar mi nueva condición y comprender que sólo puedo ser lo que soy hoy, en este presente y que lo que fuí, no podré volverlo a ser, nunca. Y que ese ser hoy, necesita de cuidado, protección (sobre todo de mi impulso controlador que me jala hacia el pasado). Conciliar mis miedos, mis angustias, con las posibilidades que hoy se presentan. Y convivir con la diferencia que me acompaña muy cerca, para lograrlo en cada aspecto de mi vida. Porque quiero ser una persona que puede vivir la diferencia; la propia y la de otros y otras. Es mi decisión.
Llegar a eso ha sido un proceso muy duro... y al tiempo lo veo hoy tan claro. Sin embargo, todos los días lucho con mis pensamientos. Es difícil esto de "parar" a mi edad, es difícil dejar ir los sueños y proyectos, "mi vida" de antes, mis pertenencias, trabajo, relaciones. Me dan miedos un poco ridículos, a acostumbrarme a hacer poco, a la vida de enferma o pensionada. Entro en discusiones internas de no acabar...
Así pasan mis días en medio de cierto "desocupe" aunque me invento actividades, unas más creativas que otras. Me ha pasado también que siento pereza, mucha, y duermo montones. Incluso me falta entusiasmo para hacer yoga algunos días por el poco espacio, o salir al frío con montones de ropa encima. Me obsesiono con el chat y las redes sociales, o escribo y leo fragmentos. Otros días soy muy activa y salgo a visitar la ciudad y vivir experiencias con una gran sonrisa, plenamente receptiva.
Conocerme y sobre todo comprenderme en estos estados tan distintos es tan valioso que me siento cosechando frutos, no sólo del corto tiempo que llevo de saber mi diagnóstico sino de toda una vida de sentirme distinta, incómoda, estas sensaciones siendo señales de algo profundo a considerar y resolver. Es difícil describir la tranquilidad a la que esto me lleva, tan simple como el sabor en la boca de mi fruta favorita.
Aprendizajes y remembranzas:
- En las pausas se recogen los aprendizajes.
- Me permito hacer y sobre todo, dejar de hacer.
NOTA: Este es un diario de mi rutina de la postura Bound Lotus según el manual hecho por Maham Kiri Kaur Khalsa, basado en las enseñanzas de Yogi Bhajan. Es mi ofrenda para usted, querido lector o lectora.
Gracias por compartir tu experiencia. Tus palabras son muy edificantes :)
ResponderEliminarMuchas gracias Francisco :)
EliminarTe sigo leyendo Carolina y siento que tus palabras son un una valvula de escape que te ayuda a liberar la presion que sientes crecer en ti. No te he vuelto a ver en El Tiempo pero imagino que con este blog es mas que bastante habida cuenta de tus limitaciones. A bientôt.
ResponderEliminarApreciado Gustavo, gracias por tu mensaje. He dejado de escribir en El Tiempo de forma recurrente. Me permito hacerlo cuando me animo y fluye. Tal como dices, a veces la inspiración llega más fácil para mis otros espacios de escritura. Espero que esa irregularidad no aleje tu interés que en medio de tanta cosa es muy bienvenido :)
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