París, Francia; sábado 3 de enero de 2014
El día de ayer me sentí con suficiente energía para hacer cosas que no intentaba hace rato, varias de ellas a causa del temblor. En casa lave la loza de mi desayuno, cambié las sábanas de una cama y limpié un poco el piso. Comí por mí misma unas presas de pollo y logré acercar una lata de bebida a mi boca para beber sin ayuda. Le había huido a esas actividades porque debo hacerlas lentamente y necesitan de mucha concentración. Me da pereza tener que concentrarme al hacer cosas tan básicas. Pero bueno, ayer me animé y lo logré con paciencia. Eso me hizo sentir útil y me dió tranquilidad. Me animé a salir a dar una vuelta por París en la noche con buena compañía. Esta es una ciudad muy hermosa, con una arquitectura bellísima. Cenamos en un sitio griego un inmenso kebab, rodeados de turistas que hablaban muchos idiomas. Fue una excelente recarga de energía.
Esta mañana desperté con mucho frío y mi espalda dolía mucho. Sobre todo la parte alta hasta los hombros. También los brazos y las muñecas. Sentía como si éstas últimas estuvieran oxidadas. Tuve la tentación de quedarme entre las cobijas pero debía ir al baño y cuando mi papá me vió hacerlo, me sugirió un espacio para hacer mejor mi yoga a ver si mi digestión funciona mejor y por fin para una constipación que me aqueja desde nuestra llegada. Me dispuse entonces a hacer mi rutina en un espacio más amplio, con mis ayudas a la mano (cojines, cobija, celular para escuchar los mantras).
Desde que me senté a hacer el mudra de oración me sentí más cómoda en la postura. Mi cuerpo estaba más habituado. Lo sentí bastante dispuesto a asumir la rutina. Sin embargo, cuando iba a cantar los mantras para inciar, olvidé la mitad. En siete años de práctica nunca los había olvidado. Son pequeños problemas de memoria asociados con mi enfermedad. Me inquieté pero rápidamente respiré profundo y los canté a medias. Esas cosas pasan, imagino, y no podía darme el lujo de desmotivarme a penas al inicio, conociendo el reto de la postura. Debido a que sólo contaba con una hora, me tomé menos tiempo para hacer las posturas de calentamiento. Siguiendo las señales que me daba mi cuerpo, me concentré en calentar mi cuello y hombros, también en calentar mi columna y masajear un poco mis órganos digestivos haciendo círculos sufis.
Mudra de oración un poco desviado a la izquierda.
Inicié la postura y la incomodidad entre mis brazos y vértebras desapareció cuando encontré una mejor forma de acomodarlos. Me pareció una bonita metáfora de la necesidad de adaptarse a las situaciones adversas que se nos presentan en la vida. Caer en la cuenta de eso me animó unos minutos durante la postura. Creí que iniciar con buen ánimo y espacio iba a hacerla más fácil, pero la experiencia fue muy distinta. El dolor en la cadera derecha empezó más pronto de lo que creí. Los primeros 15 minutos fueron eternos con el dolor que aumentaba. El resto de mi cuerpo se había logrado acomodar pero esa molestia seguía ahí. Muchos pensamientos llegaron: debí calentar más, quiero que esto pase rápido, ya no quiero salir a cumplir la cita que tengo, me siento muy sola, nunca voy a encontrar una pareja. De todo, la avalancha esta vez fue muy variada.
Cuando pasé a la segunda mitad (lo sé porque la grabación del mantra reinicia), estaba desesperada pero no aparecía el llanto. Fue sólo en una parte específica que decidí cantar, cuando por fin logré llorar. Lo hice más que ayer, un lamento que incluyó también algunos gritos. Menos mal le había advertido a mi mamá y mi hermana que estaban cerca que eso podía pasar. No se preocuparon y siguieron conversando. Otro dolor apareció en mi codo derecho, toda la articulación. Pero era un dolor distinto al de la cadera, lo llamaré un "dolor frío" porque se siente como un escalofrío constante. El de la cadera lo llamo un "dolor pesado" porque siento como si el músculo tuviera una pesa y quisiera caer pesado al piso. El resto de mi cuerpo fue envuelto por un cosquilleo y sentí mucho calor. Sudé, creo, o no sé si eran lágrimas que corrían. Por fin el mantra terminó, lo logré de nuevo.
Me esmeré un poco más en la relajación, aunque sólo por tres minutos. Escuché música de Erik Satie y me incorporé para tomar un rico desayuno que me hizo mi mamá.
Aprendizajes y Remembranzas:
- No todo lo que se siente bien está bien.
- Hay diferentes dolores, como diferentes emociones y sentimientos.
- Lo que siento puedo interpretarlo como una metáfora de mi vida.
NOTA: Este es un diario de mi rutina de la postura Bound Lotus según el manual hecho por Maham Kiri Kaur Khalsa, basado en las enseñanzas de Yogi Bhajan. Es mi ofrenda para usted, querido lector o lectora.
NOTA: Este es un diario de mi rutina de la postura Bound Lotus según el manual hecho por Maham Kiri Kaur Khalsa, basado en las enseñanzas de Yogi Bhajan. Es mi ofrenda para usted, querido lector o lectora.
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